La España que muchos creían muerta ha renacido de las cenizas y con el ímpetu de un toro bravo, y cornea a todo lo que se le pone por delante. Llámese ley contra el derecho a las protestas y manifestaciones en los lugares públicos, con el riesgo de que le cueste miles de euros al manifestante; la nueva ley de la educación que borra de un plumazo por ejemplo la materia de educación para la ciudadanía; la reforma a la ley del aborto o ley de la seguridad social, entre otras muchas. Nuevas leyes represivas o que quitan ayudas esenciales a los más desvalidos que llevan el sello de la derecha más cerril, impulsadas por los cuernos implacables del animal emblemático "marca España".
La misma representa al gobierno del Partido Popular, plagado de figuras imputadas por delitos económicos, prevaricación y otros en una larga lista que en cualquier otro país pondría al gobierno en patitas en la calle. Pero en España basta con negar hasta el hartazgo su culpabilidad en los medios de prensa afines al gobierno para que la gran estafa prosiga su curso. Muchos se preguntan qué es lo que mueve a Rajoy y Cia. para desmantelar años de avances en derechos civiles y sociales para los grupos más necesitados o la creciente clase media, que empezaba a ponerse al nivel de muchos otros países de la Unión Europea. Basta con nombrar el desarrollo de la escuela laica donde la religión había sido hasta hace unos años una norma que enmarcaba el resto de las materias pero con el gobierno pasado de Rodríguez Zapatero quedó sin efecto; o los convenios colectivos entre obreros y patrones, que le daban seguridad en el empleo a los asalariados, o una mayor sensibilidad para la situación de desigualdad entre mujeres y hombres, y una salud gratuita y los recursos para la cultura y la investigación científica. Todo eso se ha ido volatilizando.
La misma representa al gobierno del Partido Popular, plagado de figuras imputadas por delitos económicos, prevaricación y otros en una larga lista que en cualquier otro país pondría al gobierno en patitas en la calle. Pero en España basta con negar hasta el hartazgo su culpabilidad en los medios de prensa afines al gobierno para que la gran estafa prosiga su curso. Muchos se preguntan qué es lo que mueve a Rajoy y Cia. para desmantelar años de avances en derechos civiles y sociales para los grupos más necesitados o la creciente clase media, que empezaba a ponerse al nivel de muchos otros países de la Unión Europea. Basta con nombrar el desarrollo de la escuela laica donde la religión había sido hasta hace unos años una norma que enmarcaba el resto de las materias pero con el gobierno pasado de Rodríguez Zapatero quedó sin efecto; o los convenios colectivos entre obreros y patrones, que le daban seguridad en el empleo a los asalariados, o una mayor sensibilidad para la situación de desigualdad entre mujeres y hombres, y una salud gratuita y los recursos para la cultura y la investigación científica. Todo eso se ha ido volatilizando.
Pamplona, donde Mariano Rajoy y sus ministros se parecen a esos los toros que una vez abierto el portón que los contiene, salen en estampida persiguiendo a una muchedumbre que protesta por los recortes y corre desesperada rogando que no los alcance alguno de los cuernos de las políticas rajonianas, y les atraviese un cuerno la entrepierna o los últimos retazos de su dignidad.