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martes, 23 de abril de 2013

Negociar es el único camino antes de llegar a las trincheras

De pronto se esfumaron las amenazas de Corea del Norte, y en Venezuela habrá recuento ded votos. Dos conflictos que apuntaban terminar en una confrontación irreversible. La situación cambió de golpe a pesar de que los más pesimistas temíamos que el conflicto entre las dos Coreas podría terminar en una guerra nuclear en el peor de los casos. Ahora parece que Kim Jong-un volvió a la sensatez y estaría dispuesto a negociar un acuerdo de paz que debería conformar a todas las partes. EEUU sin mucho ánimo de iniciar nuevos conflictos armados para aplastar un régimen enemigo, también estaría dispuesto a favorecer esa salida. El problema es que Corea del Norte repetidamente se ha hechado atrás las veces que las negociaciones parecían avanzar. Sin compromisos que conformen a ambas partes es imposible llegar a acuerdos, y sin acuerdos el riesgo de que estalle un nuevo conflicto armado es siempre una amenaza real para los que se sienten acorralados. Y Corea del Norte está cada vez más sola, porque hasta su aliado más consecuente, es decir China,  comienza a impacientarse y a exigir resultados concretos y un fin a la retórica belicista del joven heredero de la familia Jong. Tal vez al final, las lecturas de Walt Disney lo hayan ayudado.

Y en Venezuela la buena noticia que desarmó por el momento un conflicto cada vez más caliente, fue la decisión del presidente  Nicolás Maduro de que se recuenten los votos. Esto a pesar de que la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, negara enfáticamente que fuera técnicamente posible. Una postura que sorprende hasta al más curtido ciudadano, porque si los votos no pueden volver a computarse, qué garantías hay realmente que el resultado no esté amañado?
Se realizará "una auditoría sobre el 46 % de las cajas de resguardo que no fueron auditadas el día de la elección", dijo la presidenta del CNE en una declaración pública. Sin embargo insistió en que "en ningún caso debe ser interpretada como escrutinio alguno". Semánticamente seguro que la presidenta del CNE tiene razón, pero en la práctica es un recuento como lo pedía Henrique Capriles, líder de la oposición. Qué o quién  hizo cambiar a Nicolás Maduro de posición es tal vez arriesgado de adivinar, pero ha sido lo más acertado que pudo hacer. Políticamente es un gesto que lo enaltece, ya que demuestra frente a los venezolanos y al resto del mundo, que las elecciones fueron transparentes y que no le teme a ese recuento o como se lo llame, y que su  futuro gobierno también está dispuesto a escuchar otras opiniones. Un cambio de rumbo puede unir a los venezolanos en lugar de cavar una brecha aún más profunda entre dos proyectos que tendrán que sentarse también a negociar en su momento, para que Venezuela siga avanzando un camino más justo, participativo y democrático, por el bien de sus ciudadanos. Será posible?

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Bueno, parece que me equivoqué una vez más pensando que Maduro y Capriles  dialogarían y alcanzarían un acuerdo. Ahora la oposición quiere ir al Supremo Tribunal de Justicia porque considera que le arrebataron el triunfo con votos truchos y por lo tanto impugna el resultado,
ya que el recuento no se hará uno por uno. Maduro mira para otro lado y detiene a un norteamericano, Timothy Hallet Tracy, a quien el ministro del Interior, general Miguel Rodríguez Torres,informó a los periodistas que Tracy pertenece a una "organización de inteligencia", porque tiene entrenamiento en esa materia, "sabe cómo infiltrarse, cómo reclutar fuentes, cómo manejar información con seguridad” y habría servido de enlace con los movimientos juveniles de oposición al gobierno. Además estaría preparando una guerra civil. Bueno, este James Bond , tenía la cobertura de documentarista y había hecho un documental para Discovery. Habrá que ver las pruebas que se presentan contra suyo. Desgraciadamente ya parece que se está haciendo una costumbre bocinear con detención de espías que desean desestabilizar el país. La vez anterior resultó ser un contrabandista de drogas. Ahora un director de cine documental. A veces uno espera que alguien diga como el Gran Wyoming en la Sexta de España : "Ya conocen las noticias. Ahora les contaremos la verdad"

martes, 9 de abril de 2013

Vientos de guerra, vientos de odio.

La amenaza de Corea del Norte de iniciar un conflicto bélico contra la Corea del sur y EEUU tiene a todo el mundo en vilo. Y no sin razón, porque si es cierto que la Corea del joven Kim Jong-Un posee armas nucleares y las utiliza, con toda seguridad veremos algunos hongos atómicos crecer hasta el cielo. Las probabilidades no son sin embargo altas, porque algo de reflexión lógica debe quedarle al mando militar que le rodea, porque de iniciar una guerra las represalias serían desvastadoras para una población que a menudo se debate entre el hambre y la represión. Sí, es cierto que cuando muere alguno de los miembros de la dinastía fundada por Kim Il Sung vemos en las pantallas a miles de personas llorando desconsoladamente. Pero el amor y las lágrimas por el padre de la patria parecen más una escena montada para el resto del mundo que para los millones que, nos guste o no, sufren a un régimen implacable que prefiere invertir en armas desvastadoras en lugar de apostar por sus ciudadanos. Ahora, el último de  la estirpe Jong amenaza con una guerra superando en el tono a su padre y abuelo. Tal vez las lecturas de Walt Disney o algún film que miró a escondidas, lo ha influído para buscar el destino del héroe perpetuo. Ojalá que siga leyendo las revistas del Pato Donald, antes de seguir su aventura bélica con un final ya escrito en las ojivas de los misiles.

En Sudamérica se define el destino de Venezuela entre dos rivales que invocan a Dios para convencer al electorado que son ellos sus profetas en la tierra de Bolívar. Hasta un pajarito se hizo famoso por unos días cuando se le apareció en el balcón del sr. Maduro. Incluso contó ante la multitud que hubo una comunicación a través de los trinos intercambiados. El otro no se queda atrás y también se viste de profeta. Mientras tanto crece el odio entre ambas facciones y no existen ni antes ni ahora un tono de respeto, sino que el fanatismo se extiende y gana la mente de la gente, que prefiere creer ciegamente con el corazón que exigirle a los candidatos a través de la razón, programas concretos que lleven a crear una sociedad lejos de los revanchismos y el odio, con justicia social y seguridad. Una expresión de deseos que muchos comparten en la Venezuela de hoy, justo en esta semana en que se define el destino de un país donde parece que al contrario de los deseos de los candidatos, Dios mira para otro lado.