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miércoles, 11 de marzo de 2015

Las políticas del búmeran

Esta vez el bumerán de la Casa Blanca va dirigido contra el gobierno de Nicolás Maduro con la excusa de que Venezuela viola los DDHH y es una amenaza para la seguridad nacional del país norteamericano. Un loable motivo si no fuera porque las violaciones a los derechos humanos contra tantos ciudadanos norteamericanos son pan de cada día. Esto debería realmente considerarse como una real amenaza contra la seguridad nacional, ese caballito de batalla tan bien conocido y origen de tantas intervenciones, incluso bélicas, alrededor del mundo con marca registrada. Aparentemente las sanciones contra algunos de los miembros del gobierno de Maduro parece no hacerle mella al poder del presidente venezolano, por el contrario la reacción no se hizo esperar, y nuevas medidas que concentran el poder  en el presidente Maduro ponen una losa más pesada en el pecho de la oposición política que EEUU dice querer proteger. Un perfecto bumerán que si golpea a Maduro en alguna parte sensible de su cuerpo es para regresar y romper los cristales de la Casa Blanca.

El talón de Aquiles del gobierno venezolano es la marcha de la economía cuya crisis golpea irremediablemente con más dureza a los sectores sociales que se han beneficiado de las políticas iniciadas por Hugo Chávez, y que pusieron en el centro a los más humildes con una importante redistribución de la riqueza, alfabetización, salud al alcance de las mayorías, etc. Y en el contexto internacional Venezuela adquirió un protagonismo desafiante con su estrategia solidaria en base a un barril barato de petróleo y una militante política anti-norteamericana. Pero el derrumbe del precio del crudo, oh casualidad! hace pensar que en parte ha sido  la mejor táctica para perjudicar las economías de dos países que abiertamente vienen desafiando a la Casa Blanca, Rusia y Venezuela.
Es sin dudas una hipótesis conspirativa, por supuesto, sin pruebas ni testimonios que hablen de decisiones tomadas con ese fin por encima de las leyes de la oferta y la demanda que según las reglas del mercado son las que definen el precio de cualquier mercancía. 

Cual será el próximo paso del gobierno del presidente Nicolás Maduro es difícil de prever dado su innato reflejo de lanzar también él bumeranes y acusar a diestra y siniestra de conspiraciones a extranjeros y coterráneos, cerrando así la puerta a todo diálogo. Tampoco la oposición muestra una abierta voluntad de plantear soluciones, y empuñando sus propios bumeranes buscan solo el fin adelantado de Maduro. No obstante no nos engañemos, concentrar aún más el poder con el respaldo de las FFAA no le da más legitimidad a un gobierno que está en serias dificultades, también por causa propia. El imperialismo es un factor desestabilizador cuando se compromete con los sectores de la oposición que buscan destruir todo lo alcanzado por los gobiernos de Chávez y Maduro. Pero también es un cuco fácil de agitar ante el público más leal cerrando los ojos a los propios errores y dificultades en el manejo de la economía, una materia que la mayoría de los analistas coincide ha sufrido un importante deterioro. Venezuela necesita más diálogo, más gestos que muestren la voluntad de buscar entendimientos, políticas de estado y transparencia. La alternativa es una mayor polarización y volver probablemente a las dictaduras de los 70,  con los uniformados al mando y la Guerra Fría congelando la sabana venezolana. No al bumerán.


lunes, 2 de marzo de 2015

Adiós Pepe bienvenido Tabaré

Ahora que finalizaron los ecos de la fiesta del traspaso presidencial de José Mujica a Tabaré Vázquez se están apagando no puedo dejar de hacer algunas reflexiones de lo que fue el gobierno durante los cinco años del Pepe. No voy a hacer una reseña de lo logrado, eso lo saben mejor que yo los habitantes del país. Pero si quiero expresar mi agradecimiento a un presidente, el Pepe, que dejó su impronta no sólo en el país sino en muchos otros lugares del mundo, principalmente en el contexto latinoamericano pero también en otros continentes.

Entrevistas, documentales, artículos en los medios más renombrados y en los menos renombrados dejan una profunda huella no sólo de la imagen de un presidente fuera de serie, sino también de un país y su gobierno que se ha atrevido a marchar al frente con leyes que apenas existen o recién se discuten en el llamado "mundo desarrollado", desafiado poderosos vecinos y multinacionales, y despertando emociones cuando hablaba de las cadenas del consumismo. Por algo Uruguay fue el primero estado de bienestar en el siglo pasado con leyes progresistas en muchos frentes cuando el batllismo con el otro Pepe, José Batlle y Ordóñez, empezó a aplicar reformas que le cambiaron la cara a la sociedad. Es cierto, como todo proceso llega un momento que se detiene y luego decae, pero en los uruguayos, más allá de los momentos oscuros por los que pasó, siempre ha estado latente esa tradición de justicia social, libertad y respeto a los procesos democráticos donde los valores por más duros y profundas que sean las trincheras cavados entre los adversarios, termina predominando el pragmatismo en las decisiones.

Sé que esta forma de entender la política y las relaciones sociales, sindicales y en otros campos resulta insuficiente para algunos. Pero los gobiernos del FA han demostrado que a pesar de posiciones diversas, es lo suficientemente maduro para llegar a acuerdos que no necesariamente están de acuerdo con su ideología, pero en todo caso en sus dirigentes está presente que lo importante es el camino y no sólo la meta a cualquier precio. Y en esta ocasión el capitán de este barco fue un Pepe Mujica que con su personalidad, no necesito describirla, rompió todos los esquemas del protocolo, de las formalidades y mostró que es un ciudadano más entre sus iguales. No sé si todas las reformas y decisiones tomadas por el gobierno del Pepe fueron las más acertadas, la "historia lo juzgará", pero sí es cierto que deja la arena presidencial un político que puso valores éticos en juego con los que se identifican una buena mayoría. Por eso su popularidad dentro y fuera de fronteras. Ahora su voz seguirá resonando en el senado mientras que Tabaré recoge la banda presidencial con un estilo distinto, pero tan respetable como lo fue el de Mujica. Bienvenido Tabaré.