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lunes, 22 de enero de 2018

Con un durazno en el puño. Conflicto del agro en Uruguay.

Mañana es la hora del ”duraznazo” en Uruguay. La ciudad de Durazno en el centro del país, reunirá a miles de productores rurales ( y no-productores con brazaletes invisibles blancos y colorados).

Las últimas semanas han estado impregnadas por el conflicto de los productores del sector agrícola en el país. Mientras la gran mayoría disfruta del calor estival en las playas o en los campamentos a orillas de ríos y lagos, miles de productores rurales se movilizan por las carreteras del país, llamando a grito pelado a otros agricultores a protestar. Y lo han conseguido, muchos están endeudados como es el caso de una buena cantidad de tamberos y arroceros. Pero no todos, al contrario, hay amplios sectores del mundo rural que siguen aumentando su fortuna en base al crecimiento de las exportaciones en el sector ganadero, la soja, madera o por lo que obtienen por la renta de las tierras.

Este es el enfrentamiento más abierto y sonoro (algunos protestan hasta desde el cielo con aviones girando sobre las caravanas de tractores y 4x4 en las carreteras) que pone al gobierno del Frente Amplio en una encrucijada. Y en parte también¡en a las organizaciones gremiales rurales que dicen no apoyar la protesta, pero están dispuestas a escuchar. En otras palabras, esto parece un espontáneo movimiento social, aparentemente anárquico en su forma, pero fogoneado por intereses políticos cada vez más nítidos detrás de los discursos.

No hace muchos años que los productores agrícolas argentinos cruzaban el río Uruguay para instalarse en suelos orientales con el fin de arrendar o comprar tierras porque el gobierno kirchnerista de CFK les hacía la vida imposible para producir, según ellos. En Uruguay con un gobierno del FA, multiplicaron sus ganancias junto a los productores uruguayos por un período de diez años de bonanza económica que alguna vez llegaría a su fin. Por lo menos para algunos. Así funciona la economía de mercado, la capitalista, la que va por ciclos. Pero algunos no se han enterado todavía.

Actualmente son los productores uruguayos que miran hacia otro país: Paraguay,  y amenazan con mudarse allí, si es que ya no lo han hecho. En Paraguay el gobierno, que aplica políticas económicas neoliberales, incluso más extremas que las de Brasil o Argentina, hace como los tres monos famosos que se tapan, ojos, oídos y boca, para que se imponga el reino del despojo a ultranza. Los trabajadores no tienen derecho prácticamente a nada y los productores apenas contribuyen a las arcas del estado. Porque, según dicen,  la burocracia corrupta del país tampoco invita a ello.

Cuando observamos cuales son las reivindicaciones de estos productores del agro uruguayo que pone al país al borde de un conflicto que si se desata, podría dejar en el ”campo de batalla” a muchas víctimas, mayoritariamente a los propios protagonistas que manipulados por políticos inescrupulosos y oportunistas, mayoritariamente de algunos sectores del Partido Nacional, quieren obtener los siguientes beneficios para el sector, imponiendo sus criterios unilateralmente y sin discriminación.

  • Un dólar a 36 pesos, es decir más caro de lo que hoy se comercializa en el mercado (Algo más de 28 pesos en la compra y venta). O sea los beneficios por sus exportaciones se multiplicarían. Pero las importaciones del país se encarecerían.
  • Combustibles (gasoil) más barato para el sector.
  • Electricidad más barata por Kwt.
  • Menor carga impositiva.
  • Y con mucha astucia y demagogia política, que no tiene cabida en este conflicto, eliminar las políticas sociales de redistribución que aplica el gobierno a través del MIDES, en beneficio de los sectores sociales que están sumergidos en la pobreza y que los gobiernos del FA han reducido marcadamente pero no eliminado en su totalidad.

Además, no lo dicen pero lo desean fervientemente, volver al período anterior donde no había leyes laborales para los trabajadores rurales. Hoy hay salario mínimo y ley de 8 horas. Algunos como el empresario Caputto de Salto, viola constantemente esas leyes, u otros a rebencazos tratan de imponer el salario del miedo entre sus peones. Hasta donde llega el cinismo de algunos de ellos que obligan a sus trabajadores a subirse a los vehículos de la protesta, a pesar que están contra las leyes que los benefician.

Por otro lado ninguno de los arrendatarios de tierras habla abiertamente de lo que se les exige pagar a los terratenientes por la renta que deben abonar por hectárea. Hace quince años una hectárea le costaba a quien producía en tierras arrendadas unos 400 dólares al año. Hoy la cifra puede llegar a unos 3500 dólares anuales por hectárea, lo que pone en un severo aprieto a este sector del campo. ¿Pero hemos escuchado en estas protestas voces que se alzan en contra de esta especulación acorde con las leyes del mercado? Es decir a más demanda mayor precio. Pues no, los terratenientes que se benefician de semejantes beneficios mantienen la mordaza en los ”tontos útiles”porque eso es ”harina de otro costal”.

Si el ”duraznazo” como se presume lleva al campo a radicalizar las medidas de protesta desabasteciendo a las ciudades de los productos agrícolas, leche, carne, verduras, frutas, cereales, arroz, etc. provocarán un caos muy severo en la sociedad convirtiendo esta lucha en un abierto desafío político para tumbar el gobierno, incluso antes de las elecciones de 2019. 
Pero señores, muchos de uds. - principalmente los que más necesitan en este momento de reformas que el gobierno de Tabaré Vázquez ha dicho está dispuesto a atender- serán los primeros en caer y tendrán que abandonar las tierras y entregar las maquinarias compradas, quedar endeudados de por vida y buscarse otra forma de ingresos (tal vez de peones en las estancias?). 


Los terratenientes a su vez comprarán más tierras para arrendar a empresas multinacionales, chinas, americanas y de otro origen, y seguir embolsando fortunas. Y las implacables leyes del capitalismo verán completado otro ciclo. 
Por otro lado el gobierno se verá obligado a importar de países vecinos lo básico para alimentar a la gente de la ciudad. Y cuando llegue el momento de decidir en las urnas qué tipo de gobierno quieren los uruguayos, se enterarán que por encima de las ideologías políticas hay una mayoría -muy mayoría- que quiere un país moderno y equilibrado socialmente, y no volver al país rural del siglo pasado que sí arrastraba a la miseria y a los cantegriles a los que no recibían ni créditos ni apoyos de otro tipo cuando gobernaban blancos o colorados. 

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