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miércoles, 10 de enero de 2018

Sicarios S.A. ¿Una realidad que también golpea a Suecia?


El ”sicariato” ha sido un fenómeno que ha asolado a Colombia durante muchos años y otros países con altas tasas de criminalidad. Actualmente, según la policía y medios de prensa suecos que investigan el mundo del delito, el asesinato por encargo estaría instalado en este país. Hasta ahora las víctimas han sido miembros de las redes y organizaciones criminales que se disputan los territorios y el tráfico de drogas.

Solo en el año 2017 la policía registró 42 brutales asesinatos de este tipo con armas de fuego, algunos de ellos habrían sido realizados por encargo, en Estocolmo. La gente vinculada al ambiente criminal y algunos medios afirman que se trata por ahora de un grupo pequeño que han bautizado como la ”patrulla de la muerte”.  La policía no ha podido probar su culpabilidad en ninguno de los asesinatos de los que son sospechosos. No hay pruebas técnicas ni los presuntos testigos se animan a declarar en su contra. 

En el centro de la investigación policial estarían como sospechocos, por ahora, cuatro individuos de 20-21 años de edad, conocidos por su alto grado de agresividad y violencia. Todos han pasado por centros correccionales siendo menores de edad por delitos de violencia y drogas, y su carrera criminal no se ha detenido por eso. Al contrario, forman parte de una red en uno de los suburbios de Estocolmo donde ejercerían su poder a través de amenazar o ejecutar a quienes se atreven a desafiar ese poder territorial. A esa actividad, le habrían sumado el asesinato por encargo.

Esta es una segunda generación de criminales que está sustituyendo a la anterior, menos propensa a los arreglos de cuentas a través del asesinato con otros criminales, según la policía. Según esta misma fuente liquidar a un rival de otra banda por encargo puede costarle a los que pagan entre 15 mil y 50 mil euros, precio determinado por la importancia que la víctima tenga en la organización.

Los sicarios conocen los trucos para eludir la ley y sus crimenes son difíciles de resolver en una sociedad donde esas leyes también protegen al presunto criminal si la policía y la justicia no pueden probar su culpabilidad. Se reclaman leyes más duras por los que creen que con eso se recsuelve el problema. Aunque a decir verdad, ni la pena de muerte que existe en países como  EEUU o China detiene al crimen organizado. Por más control que se ejerza sobre los ciudadanos, las redes de criminales están dispuestas a desafiar las reglas de convivencia si hay como finalidad una ganancia económica importante y un ejercicio del poder. Es esa parte oscura de la condición humana que golpea también a las más ”civilizadas” sociedades a pesar de las apariencias. 

Esta segunda generación de criminales de Suecia se desarrolla no solo en Estocolmo, otras ciudades como Malmö y Gotemburgo también engrosan las estadísticas de los muertos por asesinatos.Es principalmente en los barrios marginados de inmigrantes  con graves problemas sociales, marginación, pobreza, como antes indicamos donde crecen estos jóvenes que solo ven el futuro como un gran pantano y un mundo sin esperanza. Las políticas sociales puestas en práctica no han encontrado soluciones a los problemas generados por aquéllas causas. Y algunos individuos tampoco encuentran motivaciones para vencer ese estado de apatía sin horizontes.


Que el sicariato se está instalando en Suecia puede ser un fenómeno pasajero. O por el contrario, puede acentuarse en caso que los asesinatos por encargo ya no sean solo contra los rivales de las otras bandas criminales, sino contra políticos, jueces, empresarios, periodistas, sindicalistas, etc. Ejemplos de posibles objetivos de las organizaciones criminales que comiencen a considerar que esas personas sean un obstáculo para sus fines. Italia es un buen ejemplo de esa batalla contra la mafia.

A muchos sorprende que Suecia, un país conocido por su alto desarrollo material y social, esté afectado por esta creciente espiral de violencia. Pero las causas que han provocado este devenir violento del mundo del crimen no es ignorado. Políticas miopes y de medio pelo que no encontraron soluciones individuales a problemas individuales, sino que se dirigieron colectivamente a grupos étnicos de refugiados, haciendo tabla rasa e ignorando las diferentes urgencias y necesidades fueron sembrando el campo social con la semilla del delito. 
Hace ya muchas décadas que esta crítica existe contra esas políticas, que fueron efectivas mientras estaban dirigidas a los suecos dueños del idioma e idiosincracia de su país. Cientos de libros publicados sobre el tema por expertos adornan las bibliotecas. Y muchos esfuerzos se han hecho para reformarlas, y tal vez si no existieran la criminalidad sería aún mayor. Pero la realidad y la necesidad de un consumismo cada vez más agudizado por la misma dinámica del sistema, arrastra a muchos jóvenes al mundo del crimen. El camino más corto para obtener dinero fácil y un estilo de vida de lujo con el que sueñan alcanzar, está allí, a la vuelta de la esquina. 

En todo caso nadie cree que esta ola de asesinatos se detenga en este año que se inicia. Hay muchas venganzas por ejecutar,  rivales a liquidar y dinero por ganar.

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